***El obispo auxiliar de Tegucigalpa exhortó a movilizarnos y promover un compromiso más solidario con los demás.
[su_heading]Tegucigalpa, Honduras[/su_heading]
El monseñor Teodoro Gómez, obispo auxiliar de Tegucigalpa, oficializó la homilía de este domingo, correspondiente al Cuarto Domingo del Adviento desde la Basílica de Suyapa, donde reflexionó que ya estamos cerca de celebrar la Navidad, que es la fiesta de la Vida ya que Cristo viene como luz para todos.
“Tú naces para todo hombre y mujer y solo tú tienes el secreto que puede disipar nuestros miedos y fortalecer nuestras esperanzas”, señaló.
En ese sentido, oró y pidió que el fuego de Cristo encienda los corazones de los hondureños y se haga acogida y apoyo para los aquejados por la necesidad y el sufrimiento.
Invitó a contemplar a la Virgen María embarazada y en camino para dar a luz al salvador del mundo, al tiempo que sostuvo que ella revela el amor traducido en servicio y muestra del amor solidario.
“En María se nos manifiesta la verdadera solidaridad humana, lo que no se queda en puros sentimientos de lástima, si no en lo que se hace acción”, indicó.
Además, el obispo auxiliar de Tegucigalpa exhortó a movilizarnos y promover un compromiso más solidario con los demás.
“No se trata de ofrecer cosas grandes, quizás solo ofrecer nuestro apoyo a una persona hundida en la soledad o en la depresión, tener paciencia con los ancianos, escuchar a los hijos que tiene dificultades, ayudar a las familias pobres o visitar a los enfermos”, añadió.
El monseñor en su mensaje cuestionó ¿Cómo ponernos en camino cuando estamos tan ocupados y agobiados? ¿No es la hora de movilizarnos y promover un compromiso más solidario? y es por ello que detalló que, “no se trata de hacer ‘cosas grandes’. Quizás sencillamente ofrecer nuestro apoyo a esa persona hundida en la soledad o la depresión, tener paciencia con ese anciano que busca ser escuchado por alguien, etc”.
La Navidad está cerca. Cada año, en el cuarto Domingo de Adviento, el Evangelio pone ante nuestros ojos a María, que supo esperar y abandonarse a Dios.
“Este episodio, del encuentro de María con Isabel, nos recuerda también las visitas de Dios a nuestra vida y nos recuerda también, que Dios nunca nos deja solos y abandonados cuando le necesitamos. Él viene siempre a nuestro encuentro…”. GO/Hondudiario