Si le queman las brasas, apártese del anafre
Por: Saul H. Bueso
Existen entre la sociedad hondureña, personas que les dan escozor las noticias, las críticas o señalamientos que de manera pública se hace de ellos, estas personas generalmente son servidores públicos.
El Código de Conducta Ética del Servidor Público define que servidor público es cualquier funcionario o empleado de las entidades del Estado, incluidos los que han sido electos, nombrados, seleccionados, o contratados para desempeñar actividades o funciones en nombre del Estado o al servicio de éste, en todos los niveles jerárquicos.
Establece además que los términos “funcionario”, “funcionario público”, “servidor”, “servidor público”, “empleado”, “empleado público”, “titulares”, “asesores”, “funcionarios ad‐honorem”, y cualquier otro que se use, se consideran sinónimos;.
El Código referido, señala en la norma número doce que ‘todo servidor público está obligado a hacer el máximo esfuerzo posible por alcanzar los fines, objetivos y metas de interés público de la institución para la cual presta sus servicios.
Es por lo anterior, que las actuaciones de los servidores públicos, están siempre en el ojo de los observadores, en las noticias y en las críticas, las cuales estas últimas, son el conjunto de juicios u opiniones que tiene un ciudadano(a) sobre las responsabilidades de estos. Estas opiniones son las que generalmente a los servidores públicos les da escozor o quemazón.
Es a partir de la forma en que reciben estas críticas, que acuden al expediente de acusar o amenazar con acusar ante los tribunales penales del país al escribidor de opiniones con el fundamento de que se les ha dañado su reputación y honor, y como espada de Damocles, esgrimen para callar las críticas sobre su actuación en el cargo público.
Sabido es que los delitos contra el honor están protegidos constitucional y legalmente, pero también es sabido que el servidor público, suigéneris, están en el escrutinio público, por lo tanto deben tener mayor tolerancia a las críticas, pues las mismas buscan -en su mayoría- que se corrijan los entuertos o mejor dicho los abusos y los actos de corrupción que se presentan en la administración publica.
Acusar en los tribunales penales al mensajero, no anula el mensaje, -a contrario sensu-, desnuda aún más ante la opinión pública al servidor público querellante.
La mejor forma para que un periodista no sea acusado o para que la respuesta judicial sea absolutoria es recordar la frase de Francisco Zarco ‘di como periodista lo que puedas sostener como caballero’ y para que el servidor público no sea criticado, debe actuar con una alta ética y una alta moral en desempeño de su trabajo, si le es difícil, entonces ‘‘Si le queman las brasas, pues apártese del anafre’. Esto es lo que aún falta. SHB