miércoles, febrero 5, 2025
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Participación constructiva en el orden internacional, para una transformación e innovación en Honduras

Tegucigalpa, Honduras

DERECHO Y NECESIDAD VITAL DEL PUEBLO: TRANSFORMACIÓN E INNOVACIÓN EN HONDURAS Y PARTICIPACIÓN CONSTRUCTIVA EN EL ORDEN INTERNACIONAL

Por.  Roberto Herrera Cáceres

Hondureños(as) confiamos en que el Gobierno, actual y sucesivos, cumplirá verdaderamente lo que nuestra Constitución de la República les ordena imperativamente hacer, para desarrollar sosteniblemente #Honduras en dirección a asegurar la dignidad humana y el bienestar de todos nosotros (as) sus habitantes, sin ninguna discriminación. Este es objetivo supremo, deber especial y responsabilidad permanente del Estado que debe ser la guía exclusiva para la transformación e innovación democrática, pluralista y participativa de nuestra vida en sociedad nacional.

Así, a partir de nuestros propios ejemplo y esfuerzos internos, podremos impulsar, con otros Estados, la transformación e innovación hacia una nueva y diferente realidad de vida internacional, en la cual se respete y promueva la dignidad humana y el bien común, logrando la plena efectividad de los derechos y libertades de los habitantes de todos los Estados. Meta común hacia la cual debe converger la conducta de los Estados en  sus relaciones bilaterales y multilaterales; y en y desde las organizaciones internacionales, con independencia  de si hay o no reciprocidad.

Según nuestra Constitución vigente somos un Estado democrático pluralista que debe centrarse en el respeto y protección de la dignidad humana y el bienestar del pueblo o sociedad por medio del desarrollo sostenible integral.  Por su correspondencia con la Carta de la ONU y el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, podemos contribuir a que se priorice internacionalmente ese propósito superior, para todos los pueblos, por medio de relaciones internacionales de buena vecindad entre todos los Estados del mundo, en particular con acciones solidarias entre  aquellos en donde todos los derechos humanos de los (as) habitantes se respetan y protegen por los gobiernos de los respectivos Estados; y con participación debida y constructiva en las organizaciones internacionales constituidas para alcanzar ese superior propósito a nivel subregional, regional y mundial, y para complementar igualmente los esfuerzos nacionales, en esa superior dirección.

 

El camino trazado por la Constitución no ha sido, hasta la fecha, debidamente seguido por nuestros gobiernos y los resultados se reflejan en nuestra actual realidad de vida y de trabajo, realidad que urge cambiar por la de nuestro ordenamiento constitucional de efectividad de la dignidad humana y del bienestar común del pueblo. Para ello, necesitamos tener siempre presente que Honduras es parte del mundo y a pesar de sus particularidades como pueblo, cultura, territorio y gobierno: la vida de sus habitantes es parte de la vida de la humanidad y sufre también las mismas amenazas y efectos dañinos del cambio climático, de pandemias, divisiones y confrontación geopolítica, guerras, crimen organizado, corrupción y otros males globales que, con diferente intensidad, a todos los pueblos o sociedades afectan en la dignidad de las personas y en la universalidad de sus derechos humanos.

 

Es debido y preciso reconocer que nosotros los pueblos, como titulares de la soberanía y del derecho a la libre determinación, hemos sido defraudados significativamente hasta el presente en el cumplimiento democrático del Estado Nacional e Internacional de Derecho,  pero tenemos arraigada conciencia de nuestro derecho de proteger nuestros derechos  y de que se cumplan imperativamente por los gobiernos que nos representan en la gestión de nuestros Estados, los cuales tienen la responsabilidad especial de conducirnos, en el orden interno e internacional, hacia ese objetivo supremo de dignidad humana y bien común.

Nuestra fundamentación se sustenta precisamente en el vigente Estado Nacional e Internacional de Derecho que reconoce el derecho que tenemos, como personas, a que se establezca un orden social e internacional en el que se respete la dignidad humana, haciendo plenamente efectivos nuestros derechos y libertades. (Ver, entre otra normativa: Preámbulo y Arts. 1, 2, 6 y 28 de la Declaración Universal de Derechos Humanos; y preámbulo y Art. 1 de la Carta de las Naciones Unidas).

Por ello, ante los grandes desafíos mundiales y nacionales de este tiempo: la actual coyuntura es excepcionalmente oportuna para que se cumplan esos derechos de los pueblos y  Honduras comience su transformación e innovación interna e inicie simultáneamente su inserción inteligente en la transformación e innovación internacional en curso, procediendo, como Estado, a compartir su deber primordial de lograr progresivamente la meta de protección y promoción de la dignidad humana, del bienestar común de los habitantes de Honduras y de la salvaguarda del planeta tierra.

     

En el contexto de la transformación nacional e internacional, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en sus recientes informes dirigidos a todos los gobiernos y pueblos de los Estados Miembros, ha constatado y señalado también que los pueblos necesitan resultados concretos en su vida cotidiana por lo que es hora de renovar, volviendo a su primer estado el cumplimiento del contrato social entre los Gobiernos y la población, y dentro de cada sociedad, para restaurar la confianza y abrazar una concepción amplia de los derechos humanos.

 

Ha sugerido, a todos los Estados, celebrar diálogos inclusivos, a nivel nacional, para escuchar a toda la ciudadanía y permitirle contribuir a ello. Ha llamado igualmente a una “revolución de apoyo”, en el ámbito internacional, para ayudar a los países menos desarrollados del mundo y ha reconocido asimismo que es también hora de dar mayor eficacia de las Naciones Unidas y mayor inclusión e interconexión a las organizaciones multilaterales para la aplicación de los propósitos y principios de la Carta de la ONU, y para mejorar las respuestas a los males públicos universales.

 

A partir del 19 de septiembre 2023, en ocasión de la Asamblea General de la ONU, los gobiernos, al más alto nivel de los Estados miembros, tendrán la oportunidad de abogar por la renovación en esa dirección: en especial, en la cumbre y el debate general sobre el relanzamiento de la Agenda 2030 para la realización esperada de las metas de los objetivos de desarrollo sostenible; el Diálogo de Alto Nivel sobre la Financiación para el Desarrollo, a fin de movilizar recursos financieros para ello; la Reunión de alto nivel sobre prevención, preparación y respuesta ante pandemias; la Reunión de alto nivel acerca de la cobertura sanitaria universal (“salud para todos”) y el reforzamiento de los sistemas sanitarios, y la Reunión de alto nivel sobre la lucha contra la tuberculosis que busca poner urgentemente fin a esa epidemia mundial; y, en fin, la Reunión ministerial preparatoria de la Cumbre del Futuro 2024, para mejorar la  gobernanza y cooperación mundial dirigida a contribuir a la vida digna de las personas.

 

La ONU ha reiteradamente constatado y reconoce hoy que: la humanidad se enfrenta a enormes desafíos y  llama a luchar por Estados y por un mundo que funcionen para todos: defendiendo un efectivo sistema nacional e internacional para el  desarrollo sostenible planificado y su implementación eficaz que beneficie a todos (as) los habitantes y que asegure el verdadero cumplimiento de sus derechos humanos.

Por lo que precede, esperamos una  activa e inteligente participación propositiva y constructiva de nuestro Gobierno, en nombre de todos (as) nosotros el pueblo hondureño, en la próxima Asamblea General de la ONU y en su actuación en otras organizaciones y relaciones internacionales, en forma tal que: se conozca nuestro compromiso constitucional como República democrática pluralista, soberana e independiente de encauzarnos, por la vía del Estado de Derecho, hacia el propósito superior de un efectivo orden nacional e internacional que posibilite una nueva y diferente realidad de efectiva promoción y protección de la dignidad humana, del bienestar común de la población y de la salvaguarda de nuestro territorio nacional, como parte indivisible del planeta tierra, en democracia, paz, libertad y justicia.

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