UNION SOLIDARIA PARA LA SUPERACION DE LA CRISIS, EL SUB DESARROLLO Y POBREZA EN HONDURAS
Por: H. Roberto Herrera Cáceres
La crisis nacional que experimenta Honduras es fácilmente verificable, entre otros hechos, por la situación en seguridad, salud, alimentación (incluyendo precios canasta básica y otros servicios como los de agua y energía eléctrica), educación, trabajo, desplazamientos internos forzosos y migración forzada; y en los males públicos que están en la raíz de estos fenómenos, tales como: subdesarrollo, pobreza, corrupción violencia, crimen organizado, impunidad, desprotección del consumidor y usuario, entre otros aspectos que afectan a toda la población y, con mayor intensidad, a los (as) compatriotas que se encuentran en situación de pobreza o vulnerabilidad, quienes constituyen la mayoría de nuestro pueblo o sociedad.
Ello ocurre aun cuando los sucesivos Gobiernos estén imperativamente obligados a aplicar sistemáticamente los mandamientos y lineamientos constitucionales del Estado, en materia de promoción del bienestar general, en sociedad democrática; y a asegurar también un mínimo absoluto de subsistencia digna a la población en situación de pobreza y a su inclusión en el proceso nacional de desarrollo sostenible.
La crisis nacional actual y la disminución creciente de la confianza de la sociedad en el porvenir de Honduras como una patria de dignidad humana y de bienestar equitativamente compartido: es así principalmente debida a la inobservancia de la Constitución, la ausencia de participación ciudadana y diálogo inclusivo en democracia pluralista y la falta de control planificado de desarrollo sostenible de la Nación hondureña.
Ante esa injusta realidad nacional, se impone el impulso cívico de la transformación nacional y de comportamientos de los gobiernos que gestionen sucesivamente el Estado con la convicción democrática según la cual, de acuerdo con la Constitución vigente y complementaria normativa nacional e internacional, en democracia constitucional: los gobiernos son únicamente instrumentos del pueblo para asegurar, en el beneficio exclusivo de todos (as) los habitantes, su digno bienestar común.
En suma, en atención a la dignidad de nuestra libertad individual en democracia pluralista y como pueblo soberano: los hondureños (as) tenemos el deber de actuar solidariamente y con fervor cívico, impulsando y participando en la superación de la crisis actual, así como del subdesarrollo y de la pobreza mediante la transformación e innovación progresiva de Honduras, por medio del desarrollo sostenible planificado.
Así lograremos avanzar, con más certeza, hacia el por venir y el futuro de dignidad humana y bienestar común de los (as) habitantes pues, hasta ahora, quienes han participado en la gestión del Estado se han desviado de línea del cumplimiento de la Constitución y las leyes al haber también evitado o ignorado articular lo poco positivamente creado o actuado con eficacia social, en cada período gubernamental; ni haber planificado lo ya consultado a la sociedad, y diseñado y legislado, como Estado hondureño, a título de visión de país y plan de Nación, tal como se corrobora con lo previsto y ordenado, en el vigente Estado Constitucional de Derecho.
En todo caso, es de tener siempre presente el deber imperativo y responsabilidad principal del Estado de Honduras de asegurar: tanto condiciones favorables al disfrute real de la dignidad humana y el bienestar común de todos (as) los habitantes, como el mínimo vital de subsistencia digna de las personas y población en situación de pobreza.