*** Cuando dialogamos decimos lo que pensamos, esperamos y nos damos y a la vez escuchamos como otros interpretan los mismos acontecimientos, desglosó.
El arzobispo de Tegucigalpa, José Vicente Nácher, reflexionó durante la homilía dominical que el camino de la escucha es el inicio y el fruto maduro de la presencia del resucitado que camina a nuestro lado, al tiempo que señaló que el diálogo mantiene la esperanza aún en las situaciones más conflictivas.
“El camino de la escucha es el inicio y el fruto maduro de la presencia del resucitado que camina a nuestro lado”, reflexionó el religioso quien acotó que la escucha conduce a buen fin.
Mejor dicho, la escucha es el camino, resaltó el arzobispo que al igual que los discípulos de Emaús exhortó a mantener la esperanza abierta a través del diálogo.
“Sinodalidad no es solo caminar juntos, sino ir hablando, aunque sea de decepciones o discrepancias. Pero, como los de Emaús, los discípulos necesitan ir hablando entre ellos, por diversos que sean, porque cuando dialogamos decimos lo que pensamos y esperamos, y a la vez escuchamos como otros interpretan los mismos acontecimientos, de manera que juntos vamos discerniendo. Primer punto importante: Sinodalidad no es caminar callados, sino en diálogo espiritual”, añadió.
“Aun en las situaciones más conflictivas y difíciles el diálogo mantiene la esperanza”, externó.
Cuando dialogamos decimos lo que pensamos, esperamos y nos damos y a la vez escuchamos como otros interpretan los mismos acontecimientos, desglosó.
En ese orden, motivó a la sinodalidad de caminar juntos, pero no callados sino en diálogo espiritual.
“El diálogo abierto espiritual posibilita y atrae la presencia gratuita de Dios, con su caminar a nuestro lado, Cristo nos constituye en Iglesia Sinodal”, razonó.
En la narración y el diálogo aparece una nueva luz, fruto de la escucha. El camino de la escucha es fruto del Espíritu que abre nuestro corazón al otro, acentuó.
“El diálogo espiritual no es una discusión para mostrar quién tiene la verdad, sino para buscar juntos la verdad”, zanjó.
Insistió que en la escucha espiritual de los sencillos, los más humildes experimentan interiormente la voz de Jesús.
Recordó que la Eucaristía Dominical es el partir y compartir del pan que por acción de gracia abre nuestros ojos para reconocer la presencia de Jesús a la luz de la palabra.
Meditando el relato de los “discípulos de Emaús”, monseñor Nácher explicó que, “la Eucaristía dominical es el “partir y compartir” del pan que por la “acción de gracias”, “abre nuestros ojos” para reconocer la presencia de Jesús, a la luz de su Palabra. En otras palabras, el camino sinodalidad nos conduce a la Eucaristía, es decir a la comunión. A su vez, de la participación en la Eucaristía brota la sinodalidad de los discípulos.
Todo ello, para levantarnos y emprender el camino de regreso a Jerusalén, la misión donde nuestro testimonio se une al de la comunidad reunida y se comparte en la escucha espiritual. El camino de la escucha es el inicio y el fruto de la presencia del Resucitado a nuestro lado.