Una región en conflicto
Por: Irvin Guerrero
Es fácil ver cómo Centroamérica se encuentra en el filo de la navaja cerca de un conflicto explosivo social y político que tendrá consecuencias económicas y geopolíticas de gran dimensión.
En el caso de Honduras es obvio que hay una confrontación entre las fuerzas de izquierda del foro de Sao Paulo representadas por Mel Zelaya versus el grupo de sociedad civil organizada que incluye a agentes corruptos que por el momento se encuentran en libertad pero que en algún momento deberán enfrentar la justicia; esta presencia no quita legitimidad a su causa, pero la debilita. No obstante, este segundo grupo es la mayoría, el gobierno de Mel tiene las llaves del poder y las está usando a su antojo. Por el momento nos queda ver que hará el ejército de Honduras y el gobierno de los Estados Unidos cuando Mel se “pase de la raya”. A los que nos oponemos a una dictadura socialista; nos queda tomar las calles de forma pacífica para mostrar al mundo nuestra inconformidad con los abusos de nuestra clase política.
En el caso de Guatemala vemos que un presidente legítimamente electo tiene dudas sobre si en realidad llegará a tomar posesión ya que las fuerzas del tradicionalismo de la derecha, al cual se le achacan actos de corrupción y una cuasi dictadura disfrazada con presidentes débiles y cómplices. Lo que lleva a la sociedad (en especial a los grupos indígenas) a tomarse las calles en una muestra de fuerza que nos recuerda el golpe de estado por medio del cual el padre del actual presidente electo, Juan José Arévalo fue derrocado en 1951.
En El Salvador vemos un oasis de paz (pues enfrentaron las maras y pandillas) y con eso, se trajo más inversión y desarrollo; tienen un presidente con altos índices de aprobación que con mucha serenidad y alegría anuncia la celebración del certamen de Miss Universo. Casi al mismo tiempo que inscribe una candidatura con visos de inconstitucionalidad y se asocia con China creando anticuerpos en su aliado tradicional (Estados Unidos). No se puede negar que la popularidad de Bukele se contrapone a la legalidad de su reelección, y que su libre espíritu de soberanía se contrapone a su “aliado tradicional” que no está acostumbrado a deglutir este tipo de rebeldías.
En Nicaragua vemos un gobierno claramente dictatorial y totalitarista cada vez más obsesionado en eliminar cualquier pequeño foco de oposición y libre pensamiento. Además, desvergonzadamente trae aviones pagados llenos de migrantes que vienen de Cuba y Haití a emprender su camino hacia la frontera sur de los Estados Unidos. No hay duda de que entre esos migrantes hay personas que amenazan la seguridad nacional de los Estados Unidos, por lo que no debería extrañar que esta nación reaccione a esta pelada de cara que Nicaragua le hace.
En el caso de Panamá vemos con asombro como un hombre cuya presencia muestra una persona que parece ser de clase económica próspera, saca desvergonzadamente una pistola y asesina a 2 protestantes que tienen tomadas las calles por el tema de una concesión minera. Un hecho dantesco que causa espanto y seguro tendrá repercusiones sociales en este país que tradicionalmente se ha destacado por su paz, desarrollo y crecimiento.
Ya estamos acostumbrados a la desvergonzada disfuncionalidad de las instituciones de la integración regional. E incluso, ya se cuestiona seriamente al BCIE por financiar la permanencia de un régimen antidemocrático y vulgarmente totalitario. ¿Es que hay que ser genio para ver que Nicaragua es un cáncer para la democracia y la integración regional?
A mi humilde y posiblemente mal informado criterio; lo que está pasando en Centroamérica no es casualidad, toda la región se encuentra convulsionada por grupos antagónicos que se alimentan en la desigualdad económica existente. Lo que nos pasa es el desarrollo de un conflicto geopolítico crudo entre los ideales democráticos y liberales y los ideales antagónicos de regímenes autócratas que tratan de convencer al mundo que los partidos únicos gobernados por autócratas omnipotentes y sabios son la solución; pues la democracia y el liberalismo se encuentran fracasados.
Pero el foco del problema no se queda en lo geopolítico, también pasa por el control de las rutas del narco tráfico. En Honduras, todo indica que los últimos gobiernos han pactado con carteles de la droga. Y la lucha entre estos carteles se refleja en los que han gobernado e incluso en los que hoy gobiernan. En Nicaragua, hay fotos publicas donde funcionarios de Daniel Ortega facilitan la descarga de un avión cargado de droga junto con Pablo Escobar. Esto no lo digo sin antes haber estudiado con cuidado documentos públicos de fuentes fiables que están disponibles para cualquiera que quiere entender lo que nos pasa.
Siendo que este es un tema geopolítico y que nosotros los de “a pie” poco hacemos al pretender ser actores principales o que incluso podamos solucionar. Cualquier solución pasa por como los Estados Unidos vea la necesidad que haya paz en su frontera sur. Esto significa que, siendo el principal país consumidor de droga, se obliga a ser parte de una verdadera solución al tema, y siendo el principal aliado tradicional político y comercial de la región; se obliga a proponer un marco de relaciones que resulten en mejores condiciones de vida para la misma.
No ser parte de la solución a estos dos grandes problemas (geopolítica y narco tráfico) abre a que nuestros políticos acepten la cercanía con los indeseables.